La construcción del Puente de Segovia, fue ordenado por Felipe II a su arquitecto preferido Juan de Herrera, entre los años 1582 y 1584, siguiendo la solución clásica de los puentes romanos.

El puente sobre el Río Manzanares, está realizado en granito con 9 ojos de arco de medio punto almohadillados y sobre el pretil del puente, el genial arquitecto colocó esferas de granito, dándole el estilo característico herreriano renacentista español.

Algunos poetas de la época, relataban que era “demasiado puente para tan poco río”, en alusión al poco caudal del Manzanares.

Durante la Guerra Civil, este puente fue destruido parcialmente y en 1960, tuvieron que ensancharlo pasando de 8,65 a 31,00 m de ancho.  Esto se hizo debido al incremento en el tráfico, mediante un corte longitudinal y desplazando uno de sus lados.

El Puente de Segovia, es considerado Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento, desde 1996 y es el más antiguo de los conservados en la capital.