Parece ser que en el Siglo de Oro español, numerosos literatos y eruditos, trabajaron en una leyenda para explicar el origen del nombre de Madrid.

Esta leyenda empieza con los supervivientes de la Batalla de Troya, siendo el Príncipe Bianor uno de ellos, que intentó volver a Grecia, sin éxito y acabó estableciéndose en la actual Albania, donde fundó su reino.

Bianor tuvo dos hijos, Tiberis y Ocno Bianor, este último ilegítimo.

Al sucederle en el trono, Tiberis entregó una importante suma de dinero a la madre de Ocno Bianor, la bella Manto, para que su hijo no tuviese pretensiones al trono y a cambio, debían abandonar el reino.

Madre e hijo se dirigieron al Norte y fundaron en honor a la madre, la ciudad de Mantua, en la actual Lombardía Italiana.

La Cibeles vista hacia el Norte, con el Palacio de Linares a la derecha.
La Cibeles vista hacia el Norte, con el Palacio de Linares a la derecha.

Ocno Bianor tenía el don de interpretar los sueños, por eso su nombre Ocno “”el que ve el porvenir a través los sueños” . En ellos aparecía el dios Apolo, que le guiaba por donde debía dirigir su vida.

En uno de sus sueños interpretó que tenía que abandonar Mantua, con el fin de obtener fortuna y también de proteger a sus ciudadanos de una epidemia mortal, debiendo marchar a un lugar donde se pone el sol.

Según la leyenda, tras un viaje lleno de aventuras que duró 10 años, el dios Apolo volvió a manifestarle en un sueño, en el que pudo interpretar que debía fundar una nueva ciudad y dar su vida en sacrificio para que sus habitantes pudieran ser dichosos.

A la mañana siguiente cuando despertó, pudo comprobar que el lugar soñado era aquel que le rodeaba, un paraje muy hermoso, lleno de encinas, madroños, pinos, abundante agua y tierra fértil. Encontró allí a un grupo de pastores que se hacían llamar carpetanos, que esperaban una señal divina para dejar de ser nómadas y pudieran establecerse en algún lugar.

Al contarles Ocno Bianor su sueño, tanto su ejército como los carpetanos, construyeron un palacio, una muralla y una pequeña aldea, pero los habitantes no se ponían de acuerdo sobre a quien dirigir sus ofrendas, pues no veían a Apolo como su dios.

Ocno nuevamente convocó en sueños a Apolo, para que éste resolviese el dilema. Finalmente, Apolo dio la respuesta: La ciudad debía consagrarse a la diosa Metragirta también llamada Cibeles. Esta diosa de la Tierra, hija de Saturno, había ofrecido su propia vida, para que desapareciese la discordia de la Tierra.

Así lo hicieron y al terminar la ceremonia, siguiendo el ejemplo de Metragirta el Príncipe Ocno Bianor, ordenó cavar un foso, donde se metió, y se hizo tapar con una pesada losa.

Los habitantes permanecieron a su alrededor durante todo un ciclo lunar, hasta la última noche en la que cayó la mayor tormenta inimaginable. Entre rayos y truenos apareció la diosa Metragirta sobre un carro tirado por dos leones, sacó a Ocno de su tumba y lo hizo desaparecer.

La ciudad de Metragirta se denominó con el tiempo MAGERIT y hoy la conocemos como MADRID.

Otra interesante leyenda sobre el origen del nombre de Madrid, se puede leer en el blog “Te Cuento Madrid”, pulsando aquí.